2° Capítulo: Valores Fundamentales. Por Catharine Good


 
 

Conceptos nahuas

El trabajo
Por medio de la etnografía descifré la lógica nahua: las relaciones sociales surgen de la circulación del trabajo o tequitl, se constituyen en el flujo de la fuerza o chicahualiztli y por medio de la reciprocidad, entendida como la acción de amar y/o respetar (tlazohtla, tlacaiita). Los lazos rituales y bioló- gicos que convencionalmente se reconocen como grupo doméstico, de pa- rentesco o de la cosmovisión, se configuran de acuerdo a estos principios2.  A continuación los exploro en relación con la vida doméstica y comunita- ria.   
 El concepto de tequitl o trabajo incluye todas las actividades ne- cesarias para la producción material pero no las privilegia; tequitl también abarca acciones tan diversas como las siguientes: hablar a otros, dar con- sejos, persuadir o convencer; compartir conocimientos, enseñar algo a otro; curar, hacer ofrendas, rezar; cantar, bailar, tocar música. Tequitl se aplica además a las relaciones sexuales, la reproducción biológica, la muerte; al tomar y comer en fiestas, participar en rituales, acompañar a otro como parte de “su gente” en algún acontecimiento público. 
Cuando los nahuas establecen un grupo doméstico dicen: “están juntos como uno” (san cecnic), “son sólo uno, grande” (san ce huey ca- teh) o “trabajan juntos” (cepan tequiteh). Lo que define y delimita el grupo es el hecho de que todos los miembros cultivan la tierra juntos, cooperan en el comercio y reparten el dinero que éste genera; cumplen juntos sus obligaciones de servicio al  pueblo; comparten los recursos sociales y productivos; y asumen la responsabilidad para las obligaciones de intercambio recíproco.
      
El Amor y el Respeto 
Para los nahuas, una relación entre personas existe solamente si se expresa en acciones concretas a través del tiempo. La identidad individual, las unidades domésticas y la estructura política social del pueblo dependen de la circulación, entre todos, del trabajo y de los bienes en redes de intercambio recíproco. Los nahuas hablan de estos intercambios con dos términos estrechamente vinculados, tlazohtla o tlazohtlaliztli (amar  o amor), y tlacaiita o tlacaiitaliztli (respetar o respeto).  Amar y respetar a otra persona implica compartir con él o ella los bienes y el trabajo; el amor y el respeto no pueden existir como emociones y sentimientos abstractos; tienen que manifestarse en constantes intercambios de trabajo y bienes.  

Los nahuas distinguen entre las personas con quienes mantienen relaciones de ayuda recíproca y las otras que no responden. Dicen, por ejemplo,  “él es mi hermano y me quiere mucho” o “ella es mi ahijada y me respeta”, para señalar que dentro de la relación se brindan apoyo mutuamente.  Igual dicen, “él es mi hijo pero no me ama” o “ella es mi hermana pero somos como nada” para indicar que los lazos quedan desactivados. Las personas pueden tratar de influir en los demás y controlar sus acciones hasta cierto punto, pero finalmente todo depende de la voluntad de los otros: es común oír: “yo hablé, yo invité, solo él/ella sabe lo que tiene en su corazón o pensamiento y juicio (iyolo itlamachiliz)”. Siempre hacen el intento de solicitar ayuda y cooperación al invitar que otros acudan, pero nadie puede obligarlos, aun entre padres e hijos o hermanos cuando ya se “apartaron”. 

Fuerza, la energía vital y la acción de nutrir
Otros conceptos que figuran en el ciclo vital de las personas y los grupos domésticos son la “fuerza” y huapahua (Good 2005b). En el léxico local, fuerza connota el uso de la energía, la perseverancia, el poder; el carácter y el corazón o espíritu personal para llevar a cabo un objetivo. Emplean fuerza para referir a las actividades físicas, pero también a empresas ritua- les, artísticas e intelectuales, igual que tequitl o trabajo. El equivalente más cercano en nahuatl es chicahualiztli; al trabajar uno transmite su fuerza y, al recibir los beneficios del trabajo de otro, se recibe su fuerza. En realidad, fuerza y chicahualiztli se refieren a la energía vital combinada con la fortaleza física y espiritual que los humanos requieren para enfrentar las exigencias de la vida.
En la fenomenología local el concepto huapahua está íntimamente relacionado con esta circulación del trabajo y la fuerza que socialmente genera las personas. El uso normal de esta palabra se refiere al proceso de criar a un niño desde el parto y la lactancia; abarca todas las atenciones que requiere durante la infancia: bañarlo, lavar la ropa, cargarlo, dormirlo, alimentarlo, curarlo en caso de enfermedad. El trabajo físico que recibe el niño es una transmisión de fuerza que, a su vez, lo ubica y lo compromete dentro de una red recíproca social. El concepto de huapahua se extiende, además, a lo que yo llamaría la transmisión de la cultura: enseñar a un niño a hablar y a trabajar en las tareas apropiadas; instruirlo en la vida ritual y el comportamiento correcto en situaciones sociales. La relación de crianza - darle al niño el trabajo y la fuerza de uno genera la base de la paternidad o la maternidad.  Es frecuente que otras personas, y no los padres biológicos, asuman este papel y críen a los niños. En estos casos, los niños usan los términos nahuas correspondientes a “mi madre” y “mi padre” para las mujeres y los hombres que intervinieron en su crianza y, por lo mismo, pueden llamar madre o padre a varias personas,  mientras llaman a su madre y padre biológicos por sus nombres de pila.   
Conceptos de la historia
El último componente del sistema de ideas nahua es la conceptualización de la historia. En la región del Alto Balsas, utilizan ciertas palabras o frases para expresar una percepción propia de los procesos históricos que han vivido como grupo indígena. Ihcsan se refiere a un pasado muy antiguo pero orgánicamente ligado al presente que habitan los vivos: lo traducen “lo de antes, de mucho más antes”. Ihcsan tlahtohlleh significa “las palabras del pasado, del pasado muy antiguo”; me lo han traducido: “las pláticas de an- tes, de más antes”. Estas palabras,” pláticas, o conversaciones consisten en los conocimientos, enseñanzas y costumbres compartidos y practicados por el grupo desde antaño; el conjunto implica una conciencia de historicidad propia.    La expresión ihcsan ohualah, “esto ha venido hasta nosotros desde antes, de más antes” refiere a la herencia común, la cultura, transmitida a las personas que viven hoy de las personas que vivieron antes. El hecho de provenir de esta esfera, ihcsan, confiere autoridad: hay que seguir lo que de ihcsan ohualah.  El concepto nahua ihcsan no se basa en una idea del tiempo lineal y cronológicamente ordenado; se refiere a una especie de origen primordial, algo trascendental, que sigue rigiendo la vida de hoy. En la cultura occidental ubicaríamos este pasado lejos del presente en una historia constituido de distintos eventos en secuencia; pero, para los pueblos, ihcsan no es ni remoto ni separado de las vivencias de hoy y, cuando forma una guía para la acción, incide en el futuro. 

El impacto social de estos valores 
La conceptualización amplia de tequitl implica una alta valoración cultural del trabajo y de la experiencia misma del trabajo en el medio comunitario, a diferencia de la perspectiva occidental mientras ejercen control sobre las condiciones de sus esfuerzos y pueden dirigirlos a ciertos beneficiados. Por otra parte. la amplitud del concepto de tequitl permite reconocer muchos tipos de aportaciones, esto favorece las actividades específicas de las mujeres, los niños y los ancianos.
Estos conceptos han permitido que pueblos con sus amplias redes sociales se adapten a nuevas circunstancias. Esta plasticidad en las estrategias organizativas ha sido una ventaja significativa al enfrentar las cambiantes estructuras políticas y económicas a través de la historia de México. La gente puede entrar y salir de los grupos, las unidades domésticas pueden fungirse, fragmentarse, y reconstituirse al compartir trabajo y recursos; esto facilita la sobrevivencia colectiva y cultural en periodos de guerra, epidemias, dispersión geográfica y recomposición territorial. La capacidad de seguir utilizando estos principios en nuevas circunstancias y de actuar de acuerdo con sus propios ejes culturales ha sido la clave para su reproducción histórica y actual como grupo indígena. 

La cultura y el cambio
El planteamiento desarrollado aquí se basa en una teoría de la cultura que asume que la continuidad en los pueblos indígenas se logra a través del cambio y las innovaciones colectivas. Mi concepto de la cultura y del cambio se puede llamar histórico-procesual y se basa en una detallada crítica de las definiciones de la cultura manejadas en la etnografía clásica de la antropología social (véase Wolf ,1987: 15-39; Mintz y Price, 1989; Good, 1993). También nace del haber enfrentado los resultados de mi prolongado trabajo de campo con un análisis crítico de la literatura etnográfica sobre México en las décadas de los años 1940, 50 y 60 (Good, 1993).  La etnografía clásica tanto en Mesomerica como en otras regiones del mundo se enfocaba en la descripción de una entidad fija llamada “la cultura,” vista como algo homogéneo, palpable, y sujeto al estudio objetivo. Este marco conceptual encarriló los investigadores a elaborar listas de rasgos que de- finían una cultura y la distinguían en contraposición a otras; la investigación antropológica consistía en recopilar datos descriptivos en la búsqueda de elementos comunes o diferenciadores. Este método es fundamentalmente taxonómico y tiene su origen en las ciencias naturales que tanto influyeron en las teorías sociales.

Visiones Alternativas 
La realidad actual en México demuestra que los procesos históricos, socia- les han conducido a la reproducción de grupos culturalmente mesoame- ricanos. En 2013 siguen existiendo millones de indígenas a pesar de 500 años de dominio europeo y republicano y un sinfín de políticas diseñadas para transformar culturalmente a estos pueblos en aras de la “unidad na- cional”. Es preciso distinguir entre la ideología del nacionalismo que domi- na la educación formal y la compleja situación empírica en las sociedades que estudian.    En este sentido ofrezco este análisis de conceptos y valores indíge- nas que pueden guiar investigaciones entre los nahuas y en comunidades en otras regiones indígenas, ya que permite descubrir las continuidades di- námicas dentro de los dramáticos cambios vividos por los pueblos. A partir de la colonización europea, la apropiación creativa de nuevos elementos dentro de sus propias estructuras sociales, económicas y simbólicas ha permitido la reproducción social de una tradición intelectual, cultural nativa, que brinda más opciones para el país en el futuro. La situación actual nos obliga a  abandonar los viejos paradigmas y buscar otras estrategias para entender, hoy, la presencia de millones de personas que pertenecen a las culturas indígenas.   

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